Un estudio publicado en el “Journal of Epidemiology & Community Health” mostró que las personas que habían disfrutado de más afecto por parte de sus padres y madres cuando eran bebés, tenían niveles más bajos de angustia siendo adultos. Cuando hay afecto familiar se asocia con menos angustia en la vida y las personas son más capaces de afrontar cualquier circunstancia.
By Pako Arias